1.19.2011

Receta para locos


Por la boca se vive y por la boca se muere.

Antes de que nos ahoguen las palabras no hay que olvidar que 3/4 partes de nosotros somos agua y el resto es sentimiento. Contra los ahogos y asfixias repetir casi cual mantra "soy agua, tengo que fluir", una vez, dos veces, tres veces... miles de veces, millones de veces, tantas como sea necesario. Si eso no funciona estamos secos y hay que intentar sacar lo más rápido posible la arena y las piedras que nos llenan el cuerpo a como de lugar; es eso o morirse.

Hay quien se pasa la vida rabiando, echando espuma por la boca y creyendo que estar a la defensiva es lo más natural; enseñamos los dientes y gritamos a voces, así nadie se acerca, nadie roba, nadie lastima, nadie mata. De nuevo frente a una hoja en blanco, cargada de insomnio y con el alma a cuestas. El cansancio es extremo y las emociones se han agolpado de pronto contra la puerta mientras intento cerrarla, pero ellas se abren paso una a una sin importar con que tanta fuerza empuje hacia el umbral. Hay demasiado aire como para poder apoyar los pies. Son instantes como estos en los que quiero plomo de sobra no sólo en los pies, sino hasta en las piernas. Estoy intentando no correr hacia delante ni hacia atrás. Me tengo que recordar constantemente que aunque el aire sea muy poco siempre hay suficiente para respirar aunque sea tenuemente. No hay que gastarlo de más, nunca sabes cuándo hará falta, pero tampoco hay que escatimar.

Nado entre palabras e imágenes.. ¿Cómo hace un monstruo para dejar de ser tan torpe? Tengo garras por manos y las escamas de mi piel cambian de color con cada gota de agua que cae sobre mi. La habitación está llenándose de agua. Tengo mojados los pies, puede que por eso no pueda dormir. El agua sube… sube.. ¡Sube! ¡No para de subir y no sé nadar! Empujo con todo mi ser la puerta pero el agua sigue entrando. Las dudas siguen colándose como sombras y van acabando con la luz.

Esos pies de plomo que tanto quise no necesariamente son los mejores en estos momentos. Toco el piso pero no vuelo, no nado, no me muevo. Me estoy hundiendo y no puedo flotar. Esta boca de pez se llena de aire, sospecho que se me acaban las palabras. De pronto me doy cuenta de que el problema no viene de fuera sino de dentro. Tengo tanta arena por dentro que ya no puedo respirar, sólo puedo toser secretos que caen como piedras sobre mis pies, golpean mi pecho y lo hunden, me quitan la vida y el aire. Nunca tuve tanto miedo como en estos momentos.

Esperando lo inevitable cierro los ojos, sólo para ver que en realidad soy un pez, soy libre y puedo nadar. El agua y su corriente son el problema, nunca lo han sido. Las escamas son mi piel tornasol y las garras, puede que no sean tan ágiles como un par de aletas pero me sirven para quitar las piedras que hay sobre mi y en mi camino. No, una belleza definitivamente nunca he sido, soy "rara". Finalmente me acepto, ya puedo respirar.

Me tomo un momento para ver lo que queda de mi, de esos pies de plomo apenas un vestigio al fondo de la pecera. La habitación siempre estuvo fuera y yo dentro de este extraño lugar lleno de agua. Nunca fui humano, sólo me lo creí por un momento. Uno siempre cree ser como el de al lado, lo que uno ve o cree ver, así nos educan, pero en este carnaval de monstruos, signos y señales nadie es normal, salvo los locos, esos sí que se tienen bien comprado el papel de 9 a 5, de hora de entrada y salida, para ellos la vida siempre está en función de algo o alguien más menos de ellos mismos.

¡Que bien se siente poder ser libre! ¡Que bueno estar vivo entre aguas de colores! Si esto es incoloro e insaboro entonces confirma que todo depende del cristal con que se mire o de lo que uno elija colgar en la pared. La vida es simple, es agua que se va entre los dedos si no se bebe, se nada en ella o se extraña cuando ya no la hay.

La boca de un pez no tiene dientes, no edita palabras, no habla, sólo come y calla para seguir nadando, no hacia mejores pastos, no hacia otro mar. Mi voz es muda, por eso tengo manos, torpes pero manos al fin. No soy el pez modelo ni un fabuloso gran ejemplar, pero puedo nadar tan rápido o lento como quiera, y si he de morder un anzuelo será el que yo quiera. Hoy no me muero, no importa que tanta luz haya o no en la habitación. Hoy no me muero, aun entre sombras un pez se sabe mover siempre y cuando sienta el agua fluir.

Aun los monstruos somos agua y tenemos que dejarnos fluir, con cuánta más razón los humanos.

"Soy agua, tengo que fluir... soy agua, tengo que fluir... soy agua, tengo que fluir".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Así es amiga, más claro ni el agua ...

i.g

Anónimo dijo...

Me encantó la Receta para locos ... Francamente es de la buena cocina gourmet ... Excelente la propuesta fotográfica y gastronómica ...

Por la boca vive ó muere el pez ...

Blue ghost (igs)

Anónimo dijo...

Así es amiga, más claro ni el agua ...

Blue ghost (igs)